El nuevo etiquetado de alimentos y bebidas, que estableció la obligatoriedad de un etiquetado frontal de advertencia en los alimentos ultraprocesados, ya está afectando el comportamiento de los consumidores.
Conocida como la “Ley de Comida Chatarra”, la nueva legislación incluye el etiquetado nutricional frontal, y los productos lanzados después de deciembre de 2022 ya deberían estar en conformidad con la nueva regulación. Las compañías tienen hasta junio de 2023 para adaptarse a las nuevas reglas.
Pero, al final de cuentas, ¿qué cambia y cómo esta nueva regla puede afectar, en la práctica, el consumo colombiano? Para comprender mejor este tema, ¡sigue el contenido que te trajo el blog MasterSense!
¿Qué cambia en el nuevo etiquetado de alimentos y bebidas?
Como se mencionó anteriormente, el reciente cambio trajo un etiquetado nutricional frontal. Eso no es nada más que información sobre la cantidad de azúcares, sodio, grasas saturadas y calorías en el producto, de forma clara y de fácil comprensión para el consumidor.
Además, existe la obligación de informar en las etiquetas de los alimentos la presencia de ingredientes que puedan causar alergias e intolerancias alimentarias.
Información nutricional y preocupación con la salud
Una de las razones para señalar el motivo de esos cambios está justamente relacionada al comportamiento del consumidor y su preocupación con la salud.
Según los datos de Kantar, un tercio de los consumidores latinoamericanos están comprometidos en tener una vida más saludable y han cambiado sus hábitos alimentarios, con un 66% de ellos leyendo las etiquetas de los productos alimenticios. El azúcar, el sodio y las calorías son las principales preocupaciones de los consumidores de la región, con un 22%, un 19% y un 18% de los encuestados, respectivamente, que citan esos nutrientes como factores de preocupación.
Los países vecinos de Colombia ya han implementado leyes similares de etiquetado nutricional frontal, y esos cambios han llevado a nuevos comportamientos de consumo.
A corto plazo, aproximadamente la mitad de los chilenos y casi un tercio de los ecuatorianos que empezaron a ver los productos con las nuevas etiquetas cambiaron sus hábitos, abandonando o reduciendo la frecuencia de compra de ciertos artículos.
En Ecuador, los tés listos para beber fueron los más afectados, con una baja de 7 puntos de inserción después de la implementación de la nueva etiqueta. Antes de la ley, esos tés eran considerados una opción saludable en comparación con las gaseosas, pero después de la aplicación de la nueva etiqueta, los consumidores notaron que las categorías presentaban los mismos niveles de azúcares. En Chile, las galletas dulces tuvieron una retracción del 9% en volumen después de la nueva ley, en el 2015.
Además, la nueva ley impulsó el segmento de alimentos y bebidas con bajo contenido de azúcar y calorías en ambos países. En Ecuador aumentó la penetración de gaseosas con bajo contenido de azúcar (+3 puntos porcentuales), galletas saludables (+2 puntos porcentuales) y cereales con bajo contenido de azúcar (+2 puntos porcentuales). Sin embargo, a largo plazo, los productos afectados por la nueva regulación se recuperaron, especialmente en países con niveles socioeconómicos más altos.
Kantar enfatiza que es fundamental verificar si las marcas pierden visibilidad en las estanterías que son importantes para los consumidores. Además, habrá una gran oportunidad para los productos que procuran entrar en categorías ya saturadas, aprovechando la oportunidad para posicionarse como una opción más saludable o convertirse en el producto sustituto ideal de la canasta familiar.
¿Cómo la nueva ley de etiquetado de alimentos interfiere en el consumo?
Según los especialistas, la expectativa es que haya un cambio paulatino en el comportamiento de consumo, con los consumidores volviéndose cada vez más críticos y exigentes en relación con la calidad y la composición de los alimentos que consumen. Además, la tendencia es que haya una mayor demanda por alimentos y bebidas con menos azúcar, sal y grasas, y una mayor valoración de los productos naturales y orgánicos.
Ese cambio puede ser especialmente importante para la lucha contra la obesidad y otras enfermedades crónicas, que se están volviendo cada vez más comunes. Según datos de la Encuesta de Situación Nutricional en Colombia, más de la mitad de la población colombiana está con exceso de peso y aproximadamente el 18,7% de ella sufre de obesidad. Con el nuevo etiquetado, se espera que los consumidores se vuelvan más conscientes de los riesgos para la salud de una alimentación inadecuada y que tomen medidas para cambiar sus hábitos alimentarios.
Para las empresas, la nueva ley de etiquetado de alimentos puede representar un desafío, pero también una oportunidad para innovar y destacarse en el mercado. Con el cambio en el comportamiento del consumidor, se espera que haya una mayor demanda por productos saludables y naturales, lo que puede incentivar a las empresas a invertir en nuevas tecnologías e ingredientes más saludables.
¿Cómo se adaptarán las empresas a esos cambios?
Otro punto que se debe considerar es cómo las empresas se van a adaptar a esas nuevas reglas. El cambio de etiquetas puede afectar directamente la forma en que se producen y comercializan los productos, y algunas empresas ya están invirtiendo en reformulaciones para adaptarse a las exigencias.
Además, la nueva etiqueta también puede crear oportunidades para las empresas que ya producen alimentos y bebidas saludables, ya que el etiquetado nutricional frontal puede ayudar a que esos productos se destaquen en las estanterías.
Esa es una afirmación totalmente basada en el comportamiento actual del consumidor latino: según el estudio de Kantar, el 60% de los latinoamericanos está de acuerdo en que es importante consumir alimentos saludables, y el 49% dice estar dispuesto a pagar más por esos productos.
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El cambio en el etiquetado de alimentos y bebidas en Colombia representa un paso importante para que los consumidores tengan acceso a informaciones más claras y precisas sobre los productos que consumen.
Con esta medida, se espera que las personas puedan tomar decisiones más conscientes y saludables, y que las empresas del rubro alimenticio se animen a producir alimentos más nutritivos y beneficiosos para la salud.
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